Desde lo alto de un crucero de diez pisos, con un horizonte blanco a todo su alrededor, las aguas antárticas trasparentes dejan ver a ejemplares de seis especies de ballenas, que llegan allí para alimentarse de krill. Su enormidad, los movimientos lentos y en algunos casos con crías, son captados por científicos y científicas que van incorporando la información a una base de datos con centro en Australia.
Y allí, en el puente del crucero, estará la neuquina Mariana López, flamante egresada de la licenciatura de Ciencias Biológicas de la Universidad San Juan Bosco, en su sede de Puerto Madryn. Este domingo partirá hacia Ushuaia desde Neuquén para luego recorrer en un enorme crucero las tempestuosas aguas del Pasaje de Drake y llegar a las mansas y heladas aguas de la Antártida.
La experiencia de 16 días que vivirá esta neuquina es la segunda, ya que en noviembre del año pasado ya fue seleccionada como voluntaria en el proyecto científico Polar Whale Watch que lleva adelante el australiano Angus Henderson y cuyos resultados tienen impacto mundial inmediato. Es que la población de ballenas de las seis especies que se observan en esos mares (ballenas azul, fin, sei, franca austral, jorobada y minke) tienen una relación directa con la reserva de krill, uno de los componentes más importantes que tiene el biosistema marítimo.
Cuando esta científica neuquina habla de lo que será la experiencia que comenzará la semana próxima, no puede dejar de lado lo que vivió en su primera travesía en este proyecto. Allí sintió en carne propia lo que es navegar por el Pasaje de Drake, “con olas de cuatro metros” que sacudían para un lado y el otro a la inmensa embarcación de diez pisos de alto, durante cuatro días. Ese bautismo en lo más bravo del mar patagónico hizo estragos en la estabilidad y el sistema digestivo de Mariana.
Pero la llegada a las aguas tranquilas y heladas de la Antártida apaciguaron ese malestar para dar paso a la emoción de observar esos colores blanco-turquesas que se desprenden del hielo en pequeñas mesetas y montañas, además de los desprendimientos que recorren el agua y algunos tonos marrones de tierra que aún queda al desnudo.
La licenciada en Ciencias Biológicas explicó a Alerta Digital que fue seleccionada en este proyecto científico internacional para realizar tres expediciones, aunque sólo podrá lograr dos ya que en una de ellas una indisposición le impidió embarcarse. Su aporte junto a otra voluntaria es la observación (visual o a través de prismáticos) de las ballenas que naden en cercanías del barco en movimiento, describirlas e ingresar los datos a la base del proyecto.
En su primera experiencia, ese trabajo incluyó el avistaje de dos especies de ballenas (ejemplares de ballenas jorobadas y fin) que fueron incorporadas a la base de datos. Por fuera del objetivo científico del programa, Mariana también fue impactada por la presencia en esas aguas de orcas (en algunos casos persiguiendo a crías de ballenas), focas, lobos, pingüinos y lo que se podía divisar en la trasparencia de esas aguas muy frías.
En algunos casos, el tránsito lento de la mole navegando se detiene y allí es posible llegar a la tierra firme a través de botes inflables. Eso hizo la neuquina y no pudo contener la emoción de pisar ese suelo y dejarse abrazar por el manto blanco-turquesa de todo el entorno, en una experiencia única que podrá revivir en pocos días.
En esta segunda expedición, la joven científica partirá desde Ushuaia en forma directa a la Antártida (el anterior hizo escala en nuestras Islas Malvinas), con la posibilidad de llegar al círculo polar antártico, en el total de 16 días que estará navegando.
Su selección como voluntaria en este proyecto científico internacional, además de valorar su calidad como profesional, también significa un reconocimiento para la ciencia argentina y en especial para quienes se forman en nuestra Patagonia. También fue significativa para esa selección la pasantía que realizó durante dos meses en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) en Ushuaia, en el proyecto que dirige la científica Claudia Boy. En los laboratorios de esa usina científica fueguina, López participó de análisis y mediciones en el proyecto “Bioenergética y dinámica poblacional de organismos acuáticos: influencia ambiental y de las estrategias de vida”.
Con la mirada puesta en poder observar los desplazamientos de la ballena azul, la más grande del mundo, en esas aguas heladas rodeadas de hielo, la neuquina Mariana López, saldrá en las próximas horas rumbo al Círculo Polar Antártico, con ropa especial, sus binoculares y la pasión por la ciencia que ahora la lleva a ese lugar y luego, quién sabe adónde la llevará.