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Una pedaleada impactante donde termina el mundo

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
Son 280 kilómetros por caminos y estancias de Península Mitre.

La película comienza con la serena imagen de un gaucho, Fernando, tomando mate en su cocina. Esta quietud aparente choca con el espíritu aventurero que impulsa la trama: una travesía en bicicleta a través de Península Mitre.

Gonzalo Prados, reconocido fotógrafo y aventurero, presenta su nuevo documental «Dos Océanos», una travesía épica que lo llevó a recorrer en bicicleta el remoto extremo de la isla de Tierra del Fuego, en la frontera entre Chile y Argentina. Acompañado por su equipo, Prados capturó durante cuatro días la majestuosidad de los paisajes y la vida íntima de los pocos habitantes de este apartado rincón del mundo.

Fernando, que trabaja en la estancia María Luisa, se convierte en un personaje central al advertir a Prados y su equipo sobre los peligros del cruce que planeaban. En palabras del propio Prados, este encuentro no solo les salvó la vida, sino que reveló la auténtica esencia de la historia que buscaban contar.

La pedaleada, que abarca más de 280 km entre el Pacífico y el Atlántico, se convierte en el hilo conductor de la película, que se presentó hace unos días en Buenos Aires. El Negro Chielli, protagonista de la travesía, pedalea incansablemente mientras Prados se une en bicicleta para experimentar plenamente las vivencias de los protagonistas.

Durante el viaje, el equipo encuentra a solitarios cuidadores de estancias, cuyas vidas sencillas y ermitañas cautivan la cámara de Prados. Es en el tramo final cuando conocen a Fernando, el gaucho que inicia la película, personificando la cotidianidad de estas personas alejadas de la civilización.

El documental, según Prados, se enfoca en las «historias mínimas», destacando la autenticidad de los encuentros espontáneos en el camino. Para el director, estos personajes anónimos son los verdaderos protagonistas, mostrando la esencia de la vida en la península.

La elección de Península Mitre como destino refleja la búsqueda de lo indómito y prístino. La película, mayormente monocromática para reflejar la naturaleza en blanco y negro del paisaje, también captura momentos impresionantes, como el atardecer tras un día de pedaleada.

En medio de adversidades, como la rotura de una bicicleta, la comunidad local demuestra su generosidad y hospitalidad, elementos que enriquecen la experiencia de los viajeros. Prados destaca que la película no busca narrar eventos extraordinarios, sino mostrar la vida cotidiana de estas personas alejadas de la civilización, afrontando la naturaleza con humildad.

Con «Dos Océanos», Gonzalo Prados invita al público a alejarse de la rutina, explorar lo desconocido y descubrir las historias más hermosas que aguardan allí afuera. La película no solo es un registro visual de una travesía, sino un testimonio de la conexión humana y la simplicidad de la vida en el fin del mundo.

ATE
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Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
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