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Viajes y viajeros, por la Patagonia y el mundo

Diego Promenzio
Por Diego Promenzio
Me considero un viajero, viajero de alma, pero fui turista infinidad de veces. ¿Cuál es la diferencia?

Viajar es tan apasionante como hablar sobre viajes y viajeros.

Si uno hace un poco de historia, o de pre historia mejor dicho, puede entender que en la evolución del ser humano algo esencial fueron los viajes. Desde tiempos inmemoriales, en cada etapa que ha vivido la humanidad han existido diferentes tipos de viajes y viajeros.

Desde los orígenes de la vida en la tierra entre los seres vivos, o sea entre las plantas y los animales, incluidos los seres humanos, la diferencia principal es la capacidad de movernos.

Aunque la filosofía no es mi fuerte, una vez leí al filósofo Jorge Santayana que aseguraba algo así como:

«Pensar sentados adormece la mente, y pensar caminando nos hace despiertos». Lo que avala la teoría de la evolución del reino animal y sobre todo de los humanos al movernos, al viajar.

El ser humano a lo largo de su evolución ha ido cambiando sus hábitos. En un principio fue nómade por necesidad viajando en búsqueda de alimentos, casi como un animal más y luego se fue convirtiendo en un ser cada vez más sedentario, incluso a niveles peligrosos como en la actualidad. Esto comenzó hace unos 10 mil años cuando las sociedades de Oriente medio aprendieron a cultivar la tierra y domesticar animales, dando nacimiento asi a la agricultura y la ganadería.

Hoy en día aún existen pueblos nómades, en Mongolia, en Rusia, en África, y a veces pienso que me hubiera encantado vivir esa vida de movimiento constante, donde la gente en cierto modo iba descubriendo el mundo paso a paso. Imaginense… cada día una sorpresa nueva!.

En definitiva, la humanidad ha sido esencialmente viajera y más tiempo nómade que sedentaria. Lo que reafirma eso de que los viajes son parte de la evolución humana.

Existen diferentes tipos de viajes a lo largo de la historia, desde aquellos de las tribus nómades, pasando por los viajes de los conquistadores, incluyendo las cruzadas o el descubrimiento de otras tierras por los europeos. Y más allá que en cierta forma ya existían, ahí nacen los viajes comerciales en escala global, aparecen los grandes mercaderes.

Como amante de la Patagonia, puedo incluir en este grupo, aunque a una escala menor, a los mercachifles, una palabra en cierta forma despectiva que alude a un comerciante de poca monta. En nuestro sur había muchos y mayormente sirio libaneses. Aún queda algún que otro.

Qué es un viaje

Se suele decir que un viaje es libertad y aventura, y también, y por qué no, una necesidad. De explorar de descubrir, de aprender. Muchos opinamos que es la mejor escuela, algo así como un gran libro. También hay quienes creen que el viaje es un reto y un ejercicio de superación. Viajar es aprender a respetar las diferencias, comprender otras culturas. Conocer el mundo despierta la solidaridad. Casi no conozco viajero que no sea solidario. Mark Twain afirmaba que «Viajar trae consecuencias fatales para los prejuicios y la intolerancia». Y lo pude vivenciar.

Soy de los que cree que hay que viajar con los 5 sentidos bien alertas, durante un viaje uno debe sentir y al regresar a su punto de partida traer el mundo en sensaciones, de esas que no se olvidan jamás. Desde el rugido mágico del Rio Baker en la región del Aysén en Chile, pasando por los penetrantes olores del mercado callejero de Chichicastenango en Guatemala, a la inolvidable vista de Paris desde la cima de la Torre Eiffel, el inconfundible gusto de una Guinness en un bar de Dublin o la emoción de tocar la arena fina en Roatán en el Caribe Hondureño. Me podré olvidar de muchas cosas en mi vida, pero de estas sensaciones seguro que no. Y no hay máquina de fotos que pueda registrar estas emociones. Solo el corazón. 

Viajeros

Si hablamos de Los Viajeros, en un principio eran pocos, antiguamente solo viajaban los guerreros, exploradores, mercaderes, incluso ya más acá en el tiempo, los científicos. No era común que alguien visitara otras tierras por ocio. Si comenzó a ser más habitual otra especie de viajero, los vagabundos, que deambulaban por el planeta quizás resabios de algún gen de aquellos primitivos nómades. En general no viajaban para llegar a un lugar determinado, sino solo por el hecho mismo de viajar, quizás por eso de que lo importante es el viaje y no el destino.

Sin llegar a ser un vagabundo, en una época de mi vida realicé viajes sin un rumbo muy definido, incluso a mi primer libro lo llamé CRONICAS DE UN VIAJE SIN DESTINO, que un poco confirma esto.

En Argentina hubo otro grupo que podríamos asociar a los vagabundos, se los conocía como Linyeras, aunque hoy ya casi no se ven. Recorrían el país con poco equipaje buscando trabajo temporario que les permitiera seguir vagando los caminos de las regiones donde hubiera cosechas.

De Linyera mutó a Croto, por un decreto de 1920, de José Crotto, gobernador de Bs As, que permitía a los peones golondrinas viajar gratis en trenes a las zonas de zafra.

Este decreto, cambió la idiosincrasia de los linyeras, y un montón de vagabundos se sumaron a esta forma gratuita y libertaria de hacerse al camino. Era un modo de vida. En las estancias existían las croteras, una pequeña habitación alejada de la casa principal donde permitían «hacer noche y comer algo» a los crotos. Eran lugar de encuentro y descanso de distintos personajes devenidos en crotos, vagabundos, anarquistas, inmigrantes y algún fuera de la ley.

El Turista es una especie más reciente. El turismo tal como lo conocemos hoy en día, nace en la primera mitad del siglo 19 y se conoce al británico Thomas Cook, como el padre del Turismo, al ser el primero en organizar profesionalmente un viaje y en fundar la primera agencia de turismo.

Dentro de los Turistas hay claras diferencias. Se ha diversificado tanto que es imposible nombrar todas sus variantes. Hoy el turismo es temático: de ocio, de salud, de aventura, ecoturismo, turismo rural, cultural, gastronómico, religioso, cruceros y tantos otros. No me olvido del grupo de los mochileros, el que a partir de la década del 50 y 60 con ese espíritu libre, trajo el movimiento hippie.

Pero, y a pesar del auge turístico, el viajero sigue existiendo y da batalla. Y si bien no se puede asegurar que uno sea mejor que el otro, no es lo mismo ser turista que viajero. Hay grandes diferencias y no tiene que ver con el presupuesto, ni si carga mochila o valija. Es algo más intangible, es “la forma de vivir el destino” lo que los diferencia. Y esto lo digo porque muchos viajeros tienen mala onda con el turista, por eso de que el turista “ensucia” la realidad del lugar. En fin…

Me considero un viajero, viajero de alma, pero fui turista infinidad de veces. Lo soy principalmente cuando voy acompañado o en familia y me convierto en viajero cuando ando solo. El verdadero viajero es solitario por naturaleza.

La primera gran diferencia es el tiempo. El viaje suele ser mas largo que unas buenas vacaciones, siempre limitadas por compromisos cotidianos. El viajero debe sacrificar estas cuestiones, dejar amigos familia o perder un buen trabajo. Y a veces le duelen.

El Viajero y el Turista se conectan con el mundo de manera diversa, por actitud y también por el tiempo del que disponen y por eso interactúan diferente con los sitios y lugareños donde se encuentran.

El turista es mas un observador pasivo, tiene poco tiempo y exprime ese tiempo siendo muy organizado, por eso trata de conocer los “imperdibles” de cada sitio, y generalmente obtiene información de un guía, un folleto o ahora Google.

El viajero se involucra mas con el lugar por el tiempo del que dispone, y se informa interactuando con los lugareños, charlando, conviviendo o incluso trabajando temporalmente, compartiendo su realidad cotidiana y integrandose a esa sociedad y no siempre visita todos los puntos de interés. Por dar un ejemplo, hoy la realidad de Roma no es el Coliseo. Si alguien quiere conocer la idiosincrasia del romano actual, difícilmente lo logre paseando por la Fontana di Trevi.

El Viajero confía en su instinto, esquiva el turismo masivo, busca caminos alternativos y disfruta perderse porque es ahí donde le sucederán los imprevistos que enriquecen su aventura. El turista no se puede dar el lujo de perder un minuto o deberá tachar alguna de las atracciones que tenía previsto visitar.  

Un viajero hace dedo o utiliza el transporte público local y no buses del City Tour, y esto porque el viajero viaja para ver la realidad de la vida del lugar y no tanto los atractivos turísticos.

Para el Turista el viaje es un acontecimiento puntual, que no modifica su día a día, para un viajero el viaje es parte de su vida. Por eso el turista organiza los viajes segun la vida que lleva y el viajero organiza su vida en torno a los viajes.

Ojo, ciertos turistas disfrutan el viaje exótico, eso de sentir que está viviendo un choque cultural, en cambio el viajero entiende que ese choque cultural es más un mito que otra cosa. La realidad es que no existe tal cosa, en cualquier punto del planeta la gente puede tener diferencias religiosas, sociales, políticas o vestirse y comer diferente y el viajero aprendió que en todos lados la gente buena es mayoría, y eso algo inherente al ser humano, los valores en general son los mismos. En todos lados la gente busca vivir en paz y ser feliz. Aman a sus hijos, tienen un trabajo, amigos, mascotas, gozan de la música, la naturaleza y es feliz con las cosas simples. Y estas cosas simples sabe que suceden tanto en su barrio como en Oimiakón, la aldea de Siberia que ostenta el récord de ser el lugar más frío del planeta con hasta -70ºC.

Un turista viaja para descansar porque esa NO es su vida y al regresar de sus 2 semanas de vacaciones sigue siendo el mismo, aunque renovado para afrontar los 11 meses y medio restantes del año. Un viajero sabe que al volver será otra persona, que el viaje lo va a cambiar. Ese cambio es inevitable, haya sido exitoso o no el viaje.

Hay gente a la que no le gusta viajar y el caso extremo es aquel que sufre de Agorafobia, el miedo a los espacios abiertos, eso les impiden salir incluso de sus casas. Otro extremo es la gente que sufre Dromomanía, la obsesión por ir de un lugar a otro y en realidad es un estado psicológico en el cual las personas no pueden dejar de caminar y viajan grandes distancias, incluso sin ser conscientes del todo.

Un grupo similar sufre el llamado “síndrome del viajero eterno”, que lo padecen esas personas que no se sienten bien en ningún sitio, y que constantemente tienen que estar moviéndose de ciudades o países. Una sensación de no pertenecer a ningún lugar y que al cabo de un tiempo se convierte en «no ser de aquí, ni ser de allá”. Una especie de Facundo Cabral si se quiere. Aunque el gran Facundo tenía una filosofía propia y única. Incluso les sucede que tampoco pueden volver, porque idealizaron en su memoria como era su lugar de origen. Y esto se llama “choque cultural inverso”. Una angustia que no me gustaría sufrir.

Por último, una nueva especie, el viajero digital. Como sabrán hay muchos y casi todos tienen su sitio en la web. Y quiero hacer hincapié en un defecto general que les encuentro y que es su arrogancia. Desde siempre he seguido varios viajeros y en un gran porcentaje he encontrado lo mismo: La arrogancia del tipo que viaja, que se cree un ser especial, que te enrrostra estar fuera del sistema, y que cualquier otro tipo de vida que no sea vivir viajando les parece mal.

Compiten con otros viajeros a ver quién fue a lugares más raros, quien viajo más tiempo, quien pisó más países y se mofan de los “turistas”. Y, yo que los conozco bien, les voy a contar algunos de los pensamientos que tienen estos viajeros arrogantes, porque alguien tiene que desenmascarar a estos tipos jajaja.

1.- Viajar es fácil. No es verdad. La gente cree que viajar es vivir de vacaciones, error. Y eso porque el viajero generalmente cuenta solo la parte buena, pero en un viaje largo, hay momentos ingratos. Porque viajar también es parte de vivir, y vivir tiene sus cosas buenas y malas. Mil veces me aburrí, extrañé, quise volver, estuve enojado conmigo y con el viaje. Pero estas cosas muchos viajeros no las cuentan, y uno escucha que casi todos los viajes son épicos. Alguna vez viste una foto de un viajero llorando?. En definitiva, un viajero es casi como un pescador argentino. Siempre su pescado fue el mejor, más grande y más difícil de pescar.

2.- Cualquiera puede ser viajero. tampoco es verdad. no cualquiera puede vagar por el mundo. Si, vi gente en silla de ruedas recorriendo el planeta, pero no es lo normal. hay gente que debe ayudar a sus familias, otros cuyo futuro depende del trabajo que tiene y quizás nunca más pueda conseguirlo, gente que vive en países de los cuales es difícil salir, o en lugares donde ahorrar es una utopía. incluso el propio idioma es una barrera para salir al mundo. o tener un pasaporte que no abre puertas. entonces no todos pueden ser viajeros, se necesitan ciertas circunstancias a favor.

3.- Solo viajando uno puede llegar a sentirse bien. Otra pavada, viajar es hermoso y tan mágico como quedarte en tu casa y disfrutar de estar entre los tuyos. no todos somos iguales, y si, existen muchas personas a las cuales viajar no les parece una buena idea. y está muy bien así. Cada uno es como es. pero me cansé de leer viajeros incluso alejados de sus seres queridos porque solo se sienten a gusto con sus pares.

4.- Viajar te soluciona la vida. Muchos viajeros te venden que cualquier problema de tu vida, se cura viajando. mentira. esos problemas te van a perseguir siempre y si no logras enfrentarlos y resolverlos en tu ciudad tampoco lo lograrás caminando por Ibiza aunque puede llegar a ayudar bastante. Que a mí me haga bien viajar no significa que a otros también. Hay mil maneras de mejorar tu vida. viajar puede llegar a ser una de ellas. pero no la única. 

5.- Ser viajero es ser buena persona. Si bien es verdad que viajando uno aprende muchas cosas, también se aprenden cosas malas como en la vida misma. y no necesariamente devorar kilómetros de ruta te hacen ser Gandhi ni la Madre Teresa. He visto muchos viajeros cagando gente, yéndose sin pagar, burlándose de otras culturas (el caso del bobo de Marley es un claro ejemplo de esto) o aprovechándose de las necesidades de algunas personas.

Por último quiero volver a recalcar que no es que sea mejor ser viajero que turista ni viceversa, cada uno tiene sus cosas positivas y depende de cada persona cual forma de andar los caminos elegir.


¡Hasta la próxima amigos!

ATE
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Arquitecto, bahiense y apasionado por los viajes, la naturaleza y la fotografía. Ha recorrido varias veces toda la Patagonia. Fue el creador del espacio Fotos con Historia que se emitió por la radio AM 550 y el canal 24/7 Noticias de Neuquén. Fundó una biblioteca en el Faro del Fin del Mundo en la Isla de los Estados ya partir de esa idea impulsa y dirige el proyecto “Sembrando Bibliotecas” que tiene el objetivo de fundar una biblioteca en cada provincia argentina. (https://www.facebook.com/proyectosembrandobibliotecas/) Además, tiene un canal de Youtube (https://www.youtube.com/@fotosconhistoria-diegoprom7270/) donde se pueden ver los videos con los relatos de viajes por la Patagonia y el mundo.
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