La escalada de tensiones entre el presidente argentino, Javier Milei, y su homólogo colombiano, Gustavo Petro, sigue subiendo peldaños tras la expulsión de ayer de los diplomáticos argentinos en Colombia.
En medio de esta creciente crisis, altos funcionarios de la Cancillería Argentina, responsables de los asuntos latinoamericanos, intentaron infructuosamente contactar a Gustavo Dzugala, el embajador en Bogotá. Utilizaron llamadas telefónicas, mensajes de WhatsApp y correos electrónicos para obtener una confirmación formal sobre la noticia de su expulsión. Sin embargo, Dzugala no respondió, lo que llevó a la Canciller Diana Mondino a iniciar un sumario administrativo para evaluar su posible destitución. Hasta el mediodía de hoy, no se sabía el paradero del diplomático.
La falta de comunicación de Dzugala, quien tiene una extensa carrera diplomática con destinos en varios países, se consideró una grave violación de las normas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina.
La rivalidad entre Milei y Petro, con fuertes contrastes ideológicos, se ha intensificado en el panorama regional. Mientras Milei alinea su política con Estados Unidos y defiende la soberanía de Israel, Petro busca apoyo en países como China, Nicaragua, Cuba, Venezuela e Irán, instando a un rompimiento diplomático con Israel a menos que se acepten las condiciones de cese al fuego de Hamas.
Las declaraciones de Milei, calificando a Petro de «comunista asesino» y refiriéndose a su pasado como «asesino terrorista», agravaron la tensión. Simultáneamente, la falta de comunicación por parte de Dzugala ha dejado a la Cancillería Argentina incapaz de manejar adecuadamente la crisis.
Ante esta crisis, la Canciller Mondino opta por no escalar el conflicto, esperando para resolver tomar medidas recíprocas. La relación bilateral parece ya dañada, con expectativas de una resolución a largo plazo.