Como en botica, diría alguien, sobre la variedad de comidas típicas que tienen los países de América Latina para esta festividad religiosa donde se celebra la Pascua, es decir: el paso de la muerte a la vida. La Semana Santa es una de las celebraciones que mayor convocatoria tiene en los países americanos, vinculada a la fuerte presencia de la iglesia católica en cada uno de los estados.
Pero también, en el recorrido gastronómico de nuestra región americana, se pueden observar las tradiciones que se inician en los pueblos originarios y en otras culturas que llegaron desde Europa y África.
En Argentina y Uruguay, las empanadas son uno de los platos más populares de estos dos países y, en Semana Santa, se hacen, principalmente, rellenas de atún. Son las empanadas de vigilia. También son típicos los guisos de bacalao y cazón, acompañados de verdura o legumbre. En cuanto a los postres, el dulce típico es el huevo o conejo de chocolate, con versiones más elaboradas en las que se rellena de dulce de leche.
En Ecuador, es habitual cocinar la fanesca, que es un plato compuesto de pescado, casi siempre, bacalao, y calabacín, habas, maíz, arroz, cebolla, ajo, comino, leche, queso y algunos ingredientes más. Es una de las comidas más elaboradas de Semana Santa y, además, se sirve acompañada de huevo duro y plátanos fritos. Como postre, se sirven las empanadas de viento, la torta negra y el pan bendito que se puede tomar con chocolate.
En México es típico preparar los romeritos, una planta que se cocina con una salsa compuesta de chile, pan, chocolate y especias, y que se acompañan con tortas de patata con atún. También, siguiendo con el chile, se prepara un tipo especial llamado “poblano”, que es un tipo de pimiento relleno de pollo, salsa de tomate, queso y lentejas o habas. Como postre, se elabora la capirotada, compuesta de bollo y fécula de maíz con sabor a vainilla y canela, acompañada de nueces, piñones, coco, almendras y fruta cristalizada.
La comida típica de Venezuela es el pastel de chucho o cuajado de pescado, compuesto, casi siempre, de bacalao guisado, seco o fresco, con papas o plátano. También se come chigüire o capibara, que es un roedor que vive en los ríos y sabe a pescado, que es de lo que se alimenta. Entre los postres, destaca el dulce de cabello de ángel y el majarete, que es un postre hecho con harina de maíz y leche de coco.
En Perú, como no podía ser de otra manera, es típico el pescado con el que preparan ceviche, también en Semana Santa, pero no es la única forma en la que se come el pescado en estas fechas. Por ejemplo, se come el picadillo de paiche (un pescado de la amazonia peruana) o la patarashca, un potaje de pescado con sacha, culantro, ajo, cebolla y sal. También, si hablamos de sopas, está el chupe de pescado o la sopa de choclo. Otra opción es la malarrabia, que lleva plátano maduro y queso fresco, y se acompaña de sudado de pescado.
Como postres, podemos encontrar el frijol colado, la mazamorra de calabaza, o de maíz morado, y el tradicional arroz con leche, los alfajores y el arroz zambito.
En Chile se suelen comer empanadas con mariscos y verduras y, también, a veces, con mermelada de fruta. Por supuesto, es habitual comer pescado frito, ceviche, pescado al horno y curanto (típico del sur de Chile). El curanto es un guiso a base de varios mariscos, pescados y vegetales, cuya particularidad es su forma de cocción. Los ingredientes se colocan en una olla de barro que se introduce en un hoyo que se hace en la tierra y se rodea de piedras calientes y hojas para que se cocine. Es un método de cocinar representativo de las Islas Chiloé, al sur de Chile.
En cuanto a los postres, en el sur son típicas las manzanas picadas y el dulce de manzana de queso.
En Paraguay nunca falta la chipa, que es una masa de harina de maíz o mandioca, con huevos y queso la famosa ‘chipa’ en Semana Santa, una torta de harina de maíz o mandioca con queso duro, huevos y leche. Con esta masa se hacen rosquillas u otras formas. En cuanto a platos, no falta el cocido, el pollo al horno o la sopa paraguaya.
La comida típica colombiana se basa en varios tipos de pescado (mojarra, bocachico, cachama o bagre) seco, ahumado o frito, acompañado de arroz con coco, ensalada, plátanos chorreados o yuca. Si hablamos de postres, el protagonista es el mongo mongo, un dulce hecho con piña, mango, mamey, batata y plátano en almíbar.
La costumbre boliviana dicta preparar un menú compuesto por catorce potajes, uno por cada estación del Vía Crucis, cuyos ingredientes son: pescado, papas, arvejas, calabaza, queso, huevo, quinua, maíz y hasta un caldo de algas.
Otro plato típico es el queso humacha, hecho con cubos de queso criollo, rehogado de cebolla y habas, y huacatay, una hierba típica de Bolivia. Con ello, se elabora un jugoso picante que se acompaña con papas imilla y choclo. De postre, el arroz con leche espolvoreado con canela.